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El Rey Félix Hernández cuenta con el apoyo de toda Seattle


Seattle es la ciudad más amplia del estado de Washington al noroeste de Estados Unidos. Está constituida por montañas, bosques y agua, además es reconocida por albergar una de las construcciones arquitectónicas más extraordinarios en el mundo, como lo es la torre futurista Space Needle.

La grandeza de este monumento, que cuenta con una altura de 184 metros, podría ser útil para comparar lo que representa Félix Hernández para el deporte de dicha localidad.

Desde su ascenso a las Grandes Ligas en el año 2005, el venezolano lo único que había hecho era brillar con la camiseta de los Marineros de Seattle, el equipo más representativo de la ciudad, incluso por encima de los Halcones Marinos, y cuya nómina no contaba con un jugador de tan vasta calidad desde el final del siglo 20, cuando estuvieron hombres como Ken Griffey jr y Randy Johnson.

Su impacto fue tan magno, que los seguidores del club no dudaron reconocerlo como “El Rey” y este les retribuyó tan honorable placer con soberbias actuaciones cada vez que se encimaba sobre un montículo.

A medida que transcurrían los años, su legado se extendió más allá de los terrenos de juego. La urbe lo acogió como un hijo pródigo y uno de sus emblemas más importantes de la historia.

Hoy por hoy, a pesar de que Hernández se encuentra en una situación totalmente adversa en su carrera, que dista de ser aquel ilustre personaje, los fanáticos lo siguen enalteciendo como su majestad.

En un reportaje especial realizado por Bleacher Report, sitio web estadounidense especializado en deportes, se detalló lo que está viviendo Hernández mientras se encuentra con los Marineros jugando en casa.

De acuerdo al portal, antes de cada partido, cuando se encuentra realizando la calistenia respectiva y corre por los jardines del Safeco Field, los aficionados se acercan para brindarle apoyo. “Aún eres el Rey”, le exclaman desde sus asientos.

“Eso es lo que dicen”, le manifestó Hernández a Scott Miller, periodista de la antes mencionada cadena que cubre las incidencias de los navieros. “Y yo estoy como: sí, lo sé”.

El respaldo recibido por Hernández es más que importante y evidencia una muestra de agradecimiento de los fanáticos, después de que en años anteriores, cada cinco noches, el solía alimentar las esperanzas de un conjunto que pasó a estar en las sombras desde el 2001, cuando tuvieron su última aparición en la postemporada.

Hernández vive horas bajas. Pero la situación se ha agravado durante sus últimas actuaciones, en las que entra tantas diatribas, vio perder momentáneamente su lugar en la rotación para integrarse por primera vez en su carrera al bullpen de los Marineros.

Verse en esa situación, llevó a Hernández incluso a sopesar la idea de ponerle fin antes de tiempo a su campaña. “Pensé: '¿Debería llevarme los tacos y volver a casa?”, manifestó Hernández, quien admitió que solo el apoyo de su esposa e hijos, le hicieron desistir.

Precisamente por la familia y por el amor que siente hacia la ciudad de Seattle, a la que cree que ha decepcionado este año, Hernández dijo que no está listo para rendirse, ni siquiera ahora que registra 10 aperturas consecutivas sin conocer la victoria, la peor racha en sus 14 zafras en las mayores.

“Nunca se sabe cuando la grandeza puede regresar”, fueron las palabras de su compañero Denard Span para intentar motivar al que reconoce ha sido uno de los lanzadores más difíciles a los que le tocó enfrentar antes de llegar al equipo.

Frente a todas estas exhibiciones de afecto y apoyo, el Rey está decidido a llevar un nuevo plan de trabajo para su preparación, en el intento de reinventarse ya con 32 años de vida y al menos ocho millas menos en su lanzamiento más rápido.

“Tienes que lanzar como lo hicieron Greg Maddux y Pedro Martínez al final de sus carreras”, fue la recomendación del coach de pitcheo Mel Stottlemyre jr, quien lo ha estado acompañando en este proceso de retaliación previsto para la recta final del campeonato, en el que los Marineros aún conservan las ilusiones de poder conseguir un cupo para avanzar a los playoffs, luego de un largo periodo de sequía que se podría extender a 17 años.

Foto: Seattletimes

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