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Historia de un ídolo: RICARDO MONTANER (II)


Continuamos con la segunda entrega del libro “Como se llega a la Cima del Cielo”. El libro que relata la vida y obra del cantautor Ricardo Montaner, escrito por el periodista Orlando Bohórquez.

LOS REGLERO-MONTANER LLEGAN A MARACAIBO:

Maracaibo, ciudad de clima muy cálido, ubicada en la zona más petrolera de Venezuela, capital del estado Zulia, fue la que dio el cobijo definitivo a quien con el tiempo se constituiría en una de las figuras del bello canto, más cotizada de la patria del Libertador Simón Bolívar.

En efecto, Héctor Eduardo Reglero Montaner, artísticamente bautizado como Ricardo Montaner, llegó de su natal Argentina a Caracas, específicamente de la zona residencial Valentín Alsina, de Avellaneda, ubicada muy cerca, de Buenos Aires, a la edad de siete años. Nació en el país sureño en 1957, el día ocho de septiembre, en la Clínica “Celeste”, del mencionado sector Avellaneda y vino al mundo pesando cinco kilos (es decir un muchachote), dos años después de haber sido derrocado de su segundo gobierno, Juan Domingo Perón. Por cierto que en esa misma década, exactamente en 1952, murió la célebre Eva Duarte de Perón (Evita), cuando apenas contaba con 32 años y quien era rival en el mundo del teatro y la canción, de la no menos inmortal del mundo artístico Libertad Lamarque. Los padres de Ricardo Montaner, se ubicaron primero que nada en el sector Altamira de la capital de la República, a inicio de la década de los sesenta, donde permanecieron corto tiempo. De allí se trasladaron a la tierra “maracucha”, donde su papá, especialista en telecomunicaciones, vino a trabajar en la sucursal de la misma empresa internacional con la cual laboraba en Argentina, es decir que a petición, lo transfirieron a Venezuela, lo que le permitió tener el sustento de la familia, después de haber salido casi abruptamente de su tierra de origen, debido a los problemas políticos que en la nación sureña se suscitaban.

El progenitor de Héctor, el señor Eduardo Reglero, era un hombre de luchas políticas y por eso tiene que marcharse de su terruño, casi como un perseguido de los gobernantes de turno, que en esos tiempos de los años cincuenta y sesenta, tenía muchos altibajos, con diversos golpes militares. Su esposa Martha Montaner, simplemente lo siguió, como su pareja amantísima. El futuro cantautor, tenía para esa época 1964, siete años de edad. En Venezuela, hacía poco tiempo que había caído la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, justo en enero de 1958. Ya estaba funcionando la naciente democracia, que tenía al frente del gobierno, al partido AD (Acción Democrática) y el presidente era Raúl Leoni, quien había recibido el mando de su compañero de luchas, Rómulo Betancourt, que fue el primero en ejercer la presidencia a través de elecciones libres, después de la caída del régimen perezjimenista.

El arribo de los Reglero-Montaner, a Maracaibo, que es la segunda población en importancia de Venezuela, después obviamente de la capital, que es Caracas, se produce cierto tiempo después de vivir en el centro del país, como apuntamos anteriormente. Se encuentran con una urbe, cercana al medio millón de habitantes. Actualmente conviven allí, más de dos millones de personas.

Ha sido esta ciudad, pionera de grandes eventos en la nación de Simón Bolívar, como por ejemplo: fue la primera que tuvo electricidad; primera en realizar y proyectar obras cinematográficas, a través del cineasta zuliano Manuel Trujillo Durán; la primera que vio la llegada de un hidroavión, lo cual ocurrió en el tradicional sector Parque de la Marina; fue la primera entidad que tuvo una rectora de universidad, lo cual logró la doctora Imelda Rincón Maldonado; fue la primera ciudad venezolana que tuvo una entidad bancaria, por intermedio del Banco Maracaibo, fundado en 1882; fue la primera población de este país donde se hizo una operación de Histerectomía, realizada por el médico ítalo venezolano José Félix Manuel Dagnino Dassori, a finales del siglo XIX; también fue la primera en tener el servicio de telefonía; fue la que dio inicio en el país a los juegos de lotería; la primera y única hasta ahora, que tuvo un pelotero del béisbol grandeliga, que es exaltado al Hall de la Fama, como es el caso de Luís Aparicio Júnior, a quien recientemente le hicieron una estatua en el estadio de los Medias Blancas de Chicago.

También en esa onda deportiva, el primer boxeador venezolano que disputó un título mundial, fue un residente de esta zona, como es el caso de Ramón Arias, que justamente enfrentó en esa ocasión (19 de abril de 1958 en Caracas), al súper campeón argentino de los pesos moscas, Pascual Pérez. Por cierto que el gaucho ganó en decisión unánime de los jueces, aunque el venezolano logró tumbarlo en uno de los rounds intermedios.

Igualmente cabe señalar, que la ciudad que recibió al futuro astro de la canción, ha visto nacer innumerables personajes que le han dado renombre internacional a Venezuela, como son los casos de Felipe Pirela, reconocido como el “Bolerista de América” y quien después de haber paseado su fama, inicialmente con la orquesta Billos Caracas Boys, se consagró internacionalmente como solista. Lamentablemente una bala asesina lo liquidó en el amanecer del dos de julio de 1972, en San Juan, Puerto Rico. La cantautora y actriz, Lila Morillo, ex esposa del “puma” José Luís Rodríguez (padre de Liliana Rodríguez y Lilibeth Morillo), también nació en este lar. Otro cantante, considerado el mejor guarachero de América Latina, Cheo García, que brilló con la “Billos” y luego con Los Melódicos, también es nativo de esta ciudad. Asimismo, el científico Humberto Fernández Morán, creador del bisturí de diamante y una de las fichas de la NASA en los proyectados viajes espaciales de los Estados Unidos, también nació en Maracaibo.

Ya instalados en su nuevo destino, el jefe de la casa empieza su rutina de trabajo y Héctor Eduardo, a estudiar. Entra al Colegio Claret y se le recuerda como un niño gordito, nada que ver con el Ricardo Montaner adulto, bastante estilizado.

PRIMER ENCUENTRO AMOROSO:

Cursando ya el nivel de bachillerato, en el Colegio “Claret”, el “gordito” Héctor Eduardo Reglero Montaner, junto con un grupo de compañeros de aula estaban visitando varios centros de educación, con la finalidad de vender unos banderines, alusivos a unas festividades que se desarrollaban en el sitio donde estudiaban, que para aquel entonces tenían un precio de dos bolívares (menos de medio dólar) cuando la moneda venezolana era fuerte económicamente hablando Así llegaron al instituto educativo “Zaragoza”, eso sucedió en febrero de 1971. En esa

visita, vio a una chica de su edad (trece años) y le llamó poderosamente la atención y hasta preguntó su nombre y en que salón estudiaba, como es propio de los muchachos, cuando empieza a despertárseles el sentimiento amoroso.

A los pocos días regresó el “solito” al colegio Zaragoza y fue directamente al salón de clases de la muchacha que lo había dejado flechado, la vez que fue a vender los banderines. La mandó a llamar, con la excusa de que le traía un banderín que le había quedado debiendo. Su nombre se lo sabía completico (Ana Rosa Vaz). Ella que no sabía en ese momento cuál de los muchachos la estaba buscando, salió y cuando lo vio sonrió, porque entendió la travesura y simpático atrevimiento de aquel gordito. Ana, extremadamente bella, hija de un catedrático de la Universidad del Zulia, nativo de España, que daba clases en la Escuela de Periodismo. Ella recuerda de aquel momento, que él tenía un mechón amarillo grandote, es decir lo que también llaman copete.

El jovencito Héctor (futuro Ricardo Montaner), extrañamente no regresó en varios meses al lugar de estudio de Ana Rosa, pero en el mes de julio de ese mismo año 1971, un amigo de ella de nombre José Domingo Rincón (músico), la invitó junto a otras chicas, para que asistieran al ensayo de una banda musical que estaban organizando. Para animarlas a que asistieran, les dijo que todos los integrantes eran excelentes instrumentistas y cantantes y que entre ellos había uno, que era un maravilloso baterista.

Se pusieron sus mejores trajes las muchachas y se fueron al Club Alemán, lugar de la cita, en la calle 73 de Maracaibo. Sorpresa la que se lleva Ana Rosa Vaz, cuando ve que el baterista, es el “gordito” que le llevó el banderín a su colegio y que a ella le causaba tanta risa, por su “copete” amarillo. Allí lo tenía enfrente, vestido de franela azul, pantalón blanco y zapatos negros. Por supuesto que nada de esto era preparado, porque quien las invitó, no tenía ni la menor idea de que “el gordito baterista” y Ana Rosa, ya se conocían…cuestión del destino… es probable.

Realmente para los asistentes a ese ensayo, fue bien agradable ver como aquel grupo sonaba musicalmente bien y que el baterista, de verdad era muy bueno en la ejecución de ese difícil y vistoso instrumento musical. Lo de la música y algunos deportes que practicaba, como el fútbol, le servían a Héctor para combatir la inseguridad de un chico alejado de su país a temprana edad y la poca abundancia económica en que vivía. Por cierto que esa inclinación musical le nació de sus padres, ya que su papá cantaba bonito y tocaba guitarra –según los comentarios de su entorno- . También su mamá era muy amante de la música. Asimismo cuando niño siempre admiró a estrellas argentinas de la canción, como Palito Ortega y Sandro, además de los legendarios Beatles, auténticos ídolos de los años sesenta. Cuenta el propio Montaner, que cuando vivía en Argentina, se coleaba (cuando podía) en los sitios donde había músicos tocando, lo que era un indicativo de que en el futuro, iba a estar metido de lleno en ese mundo, como en efecto así ha sucedido.

Luego de ese encuentro casual, donde intercambiaron algunas palabras, no se ponen de acuerdo y se desaparecen el uno del otro varias semanas, pero se reencuentran nuevamente en el “Zaragoza” donde ella estudia, en ocasión de unas fiestas que allí se organizaron. Así las cosas, ahora si se enseria un poco más el asunto de la relación amistosa y en el mes de la navidad, coincidencialmente la fecha histórica del 17 de diciembre de 1971 (aniversario de la muerte del Libertador Simón Bolívar), se hacen novios Ana Rosa y Héctor Eduardo (Ricardo Montaner).

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